Definitivamente son dos variables que aunque se mueven en un mismo sentido son algo distantes entre sí, es maravilloso ser el mejor en algo, pero enfocado en ti y no en el lugar que ocupas frente al resto.
Cuando entramos en el mundo de las competencias automaticamente nos rebasan las ganas de ser el primero, y allí perdemos el objetivo, no estamos atentos a los detalles, no disfrutamos las etapas del aprendizaje, la rápidez de querer obtener una puntuación o un lugar privilegiado nos enfoca en el resultado y no en el proceso, nos convertimos en perseguidores de un objetivo: ganar y eso nos aleja un poco de la excelencia y del alcance de las verdaderas competencias, tal vez, ésto no aplique al campo de los deportes, aunque para mi todo está relacionado, porque un atleta que compite basado en los resultados que todos esperan que obtenga, va cargado de presiones adicionales que le hacen más pesado su transitar, pero como no sé mucho de deportes no me voy a enfocar en ellos.
"Ser competitivo es enfocarse en el esfuerzo que realiza el colaborador por sobresalir o destacar frente a sus compañeros buscando reconocimiento, elogio, aceptación. En cambio, el colaborador competente reúne cualidades personales y capacidades técnicas-profesionales para lograr un alto desempeño." Fuente: Google.
Les comento ésto porque lo he vivido con unas apps de cursos en línea que ofrecen aprendizaje rápido y garantizado que terminan metiéndote en una competencia con otros para obtener lugares privilegiado en algo que ellos llaman "ligas", cuando te dejas envolver, se acaba la magia de aprender, te obsesionas con ser el primero, confieso que tengo un lado muy competitivo y me gusta ser la número uno, entonces llegué ahí y me ganó el ego y comencé mi carrera por demostrarlo, justo ahí perdí el enfoque, fui la mejor pero quedé emocionalmente agotada con algo que ahora que lo analizo no tenía sentido, más allá de la intención de un programador de mantenerme dentro de una app que a ellos les generaba ganancias y a mi estrés.
Mi anécdota sobre esto es que con la pandemia, supongo que no fui la única que buscó en que ocupar el tiempo que me tocaba estar en casa, así un día descargué una app de idiomas, quería verificar si mis conocimientos de ingles prevalecían a pesar de los años, al pincipio fue súper hice todas las pruebas, comprobé que mis niveles eran buenos, fui ascendiendo niveles, presentaba los exámenes hasta el día que el buho me dijo bienvenida a las ligas y comezó a ubicarme en grupos que iban escalando para obtener experiencia y debía competir por quedar en los primeros 10, luego los primeros 05, los 03 hasta llegar a la cúspide y ser el dueño absoluto de la liga, en medio del aburrimiento y el estrés de no poder salir pasaba la mayor parte de mis ratos libres "practicando ingles" para mantener la puntuación cuando en las primeras 3 ligas quedé de primera eso fue un plus para mi, así que debía seguir manteniendo mi lugar, cuando por alguna ocupación no duraba tanto tiempo en la aplicaciòn, el buho me enviaba correos, Johana te extrañamos, vuelve, llegó el punto que mi nivel de adicción no me dejaba dormir porque en esas horas venía otro y me quitaba la posición, era yo agotada compitiendo con gente de otros países que ni conocía y que estaban despiertos cuando me tocaba dormir, estaba super estresada, y entonces me di cuenta que hacer los cuentos me daba más experiencia, se podían repetir mil veces porque el objetivo era obtener el primer lugar, así llegué a la liga diamante, super sabio ganando todos los premios principales de la liga, recuerdo que fui la primera en todas las ligas, eso me llenaba el ego pero me dejaba exhausta, hasta que un día reaccioné y me dije, ¿Qué haces? ¿Qué ganas con ésto? y ahí rompí el ciclo y decidí eliminar la aplicación.
De eso aprendí que los extremos son malos, que no podemos permitir que nada nos controle, el lado negativo de las competencias es que nos pone en estado de guerra y solo úno puede ser el mejor, y en esa búsqueda algunas veces por ser el primero le restamos importancia a lo verdaderamente importante aprender y disfrutar mientras aprendemos.
Ser competitivos es algo natural en nosotros, desde niños aprendimos a jugar posiciones crecimos bajo comparaciones y escalas de calificaciones que nos colocaban delante o detrás de los otros, en nuestras propias casas las comparaciones nos empujaban a demostrar que podíamos sobresalir entre los demás, entonces ahí se desvío el asunto, por supuesto, con ésto no digo que competir sea malo, es bueno siempre que no perdamos el objetivo y nos dejemos ganar por el ego y la obsesión.
Cuando competimos nos enfocamos en los demás y en nuestra posición con respecto a ellos, cuando querenos ser competentes y por ende excelentes debemos enfocarnos en nosotros y en nuestros conocimientos, ir a nuestro ritmo y eso nos permitirá estár más atentos, definitivamente aprenderemos más, hecer pausas reflexivas y tomarte el tiempo necesario para comprender y aprender es lo más satisfactorio.
En fin, entre ser competitiva y ser competente prefiero lo segundo, tal vez el escenario ideal debería ser lograr el equilibrio, que en mi caso no logré, por eso si realmente deseo aprender algo necesito centrarme en aprenderlo con detalle y las competencias no dan chance para eso.
Escríbeme en los comentarios tu opinión al respecto.
Gracias por leerme.