La pregunta de los que seguimos aquí y se hace más recurrente, es ¿irnos o quedarnos? ese ha sido el dilema de muchos por varios años, inclusive hacerlo o no en algunos casos nos califica como héroes o traidores, ahora sé que no es así cada quien tiene sus razones y todas valen, durante toda ésta crisis fui de las que prefirió quedarse, reinventarse, adaptarse, sin embargo hay situaciones a las que uno no puede ni debe acostumbrarse.
Sin juzgar me causa dolor ver como venezolanos obligados por sus circunstancias deciden irse en una aventura muy arriesgada, se van a autobus con niños pequeños y sufren tragedias personales intentando huir de la que ya vivían aquí, así recientemente un bebé de dos años murió dentro de un autobús por quedarse sin oxígeno en el altiplano de Bolivia en camino a Chile, o una niña que la corriente del río bravo le arrebató de los brazos a su madre porque después de ese río tendrían un futuro mejor, son realidades dolorosas de venezolanos que no tuvieron otra opción, o que pensaron que esa sería la mejor.
Así quedamos los esperanzados, los que todavía pensamos que ésto puede mejorar, sin embargo, hay días en los que la esperanza nos amanece bajita, casi en el suelo, y pensamos que la mejor opción también es partir, el desgaste emocional al que nos vemos expuestos no es cualquier cosa y así pasamos algunos días experimentando esa sensación de vacío e indefensión ante cada cosa que nos sucede, de hecho cada vez parece que desbloqueamos un nuevo nivel,nuestra capacidad de asombro es retada a diario vivir en Venezuela se ha convertido en un verdadero desafío.
Según Acnur, ya hay más de 6 millones de migrantes venezolanos en el extranjero como producto de la crisis. Bajo el llamado “Plan de Respuesta”, el organismo coordina acciones con los países receptores de Venezolanos para hacer frente a la mayor crisis migratoria en el hemisferio occidental, la xenofobia ha ganado protagonismo en muchas latitudes, hay venezolanos regados por el mundo.
Desde finales del año 2021 otro fenómeno se presentó, venezolanos que decidieron regresar al país, porque el país según algunas percepciones se está arreglando, en lo personal no pienso que eso sea así, es maquillaje que oculta la enfermedad, nuestros daños son internos, estructurales, son daños que van más allá de que se estabilice una situación, porque ciertamente la situación del país ha mejorado si se compara con años anteriores, el abastecimiento y el acceso a las divisas para algunos grupos pero es igual si la comparamos con otros países o con nuestros país décadas atrás.
En fin todo el que decide irse debe ser respetado, y el que se queda también, a mi lo que me ha hecho pensar en partir es la necesidad de brindarle a mis hijos estabilidad emocional y una mejor calidad educativa, estamos claros que violencia hay en todas partes, situaciones por resolver, pero el fenómeno que hoy vemos con nuestros hijos es que están creciendo en estado de alerta permanente, viven y juegan entre los problemas del día a día y así sin querer lo van normalizando, sin embargo en otros país siempre seremos extrajeros, ajenos, lo que más escucho de los venezolanos en el exterior es que en ningún lugar encuentran la calidez que tenemos aquí, somos un país solidario que siempre tiene gente dispuesta a ayudar, estoy segura que algún día empezaremos a recuperar nuestra fuerza y a nuestro país, lo que no sé es cuando, y cada día suceden cosas que me hacen pensar que partir es una posibilidad.
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Gracias, gracias, gracias.