En un ir y venir diario todo cambia, soy pro cambio, pienso que estos son importantes para dinamizar los procesos, que cada cierto tiempo necesitamos esa chispa transformadora que nos impulsa a movernos buscando una nueva forma de hacer las cosas.
Hay entornos en los que si no cambias te quedas atrás, la modernidad de hecho nos ha venido mostrando que el mundo y sus cosas están en constante movimiento, evolucionando y actualizándose, ahora bien, el cambio es bueno, pero la falta de continuidad es caótica y hasta letal en algunos escenarios.
Muchos creen que el cambio en las organizaciones no solo es transformar el enfoque o el estilo, muchos quieren constantemente mover la estructura, y eso es equivalente a tener una planta y no solo pretender podarla, sino ir más allá y cada cierto tiempo trasplantarla porque el matero o lugar donde está plantada simplemente ya no es agradable, hacerlo repetidamente es posible, pero se corre el riesgo de malograr las raíces y provocar daños irreversibles en la planta, es necesario tener un conocimiento amplio y saber cuáles plantas pueden pasar por este proceso y cuáles no, por ejemplo, un pino jamás se puede trasplantar porque se seca, así ocurre, en las familias, comunidades y grupos de personas.
Algo similar ocurre con la discontinuidad de procesos en una empresa o cualquier otro entorno donde confluyen personas que trabajan juntas por un objetivo común, hasta en la cotidianidad existen los hábitos que nos convierten en personas disciplinadas y nos dan enfoque al momento de actuar.
Dentro de las organizaciones sean públicas o privadas hay métodos, diagramas, manuales, más recientemente pictogramas que cómo mapas nos marcan la ruta y nos dicen exactamente que y como hacer cada cosa, y el respeto a la institucionalidad nos invita a canalizar las acciones a través de esos métodos preestablecidos.
Cuando no existe continuidad en una gestión, los procesos se anarquizan, ralentizan y el equipo se confunde, para mí es incongruente ver como la llegada de un nuevo jefe o líder de equipo viene con un aparataje, y es similar a un circo o espectáculo que con cada nuevo miembro desmonta la tarima y dinamita la de la gestión anterior y toca iniciar de cero en medio de la confusión y la incertidumbre, en lo personal lo considero una monumental pérdida de tiempo.
En fin, se pueden generar cambios, se puede intentar ampliar la visión, pero teniendo claro que todo lo que vaya a hacerse sea en función de mejorar lo existente, que los cambios orientados a obtener mejores resultados deben ser bienvenidos, lo que no se debe ni se puede permitir es que cada persona que llegue se comporte como un dictador que por capricho y discrecionalidad pretenda alterar un orden ya preestablecido solo porque no le gusta como se hace, lo propio es revisar como funciona y partiendo de allí las piezas se irán reorganizando, de nada vale cambiar los nombres cuando el caos interno permanece inalterado.
Las personas merecen respeto, los miembros del equipo merecen ser escuchados, la gerencia del cambio se enfoca en generar transformaciones reales de una forma holística, respetando la cultura y formas de los equipos, integrando los procesos con la gente, es decir, la base fundamental es el respeto.
Es agotador no sentir estabilidad, tener esa sensación que no importa cuanto avances en algún momento alguien pretenderá derribar tu estructura.
Románticamente se habla de comenzar una nueva vida, empezar de cero en una nueva ciudad incluso en otro país, con una nueva pareja, en una nueva casa en fin, cualquier cosa que suponga generar un cambio trascendental en la vida, pero eso no es del todo así, porque efectivamente se puede empezar algo nuevo con la experiencia que hemos adquirido, es esa experiencia la que nos impulsará a no cometer los mismos errores que nos hicieron ver la necesidad de cambiar, porque eso somos los seres humanos, personas con una historia personal y aprendizajes acumulados que nos ayudan a enfrentar nuevos desafíos, en términos realistas nadie puede volver a nacer, solo se puede cambiar la visión, modificar el pensamiento, pero destruir todo para comenzar a construir sobre la arena nos podría tomar toda una vida y el tiempo es finito.
Cambia lo que haya que cambiar, transforma lo negativo en positivo, gestiona tus herramientas y potencialidades para obtener mejores resultados, pero no dinamites el puente entre la experiencia y las oportunidades para mejorar y crecer.