Una de las cosas que desde pequeños no nos enseñan de forma natural es que EQUIVOCARSE forma parte de la vida, que cometer errores y darnos cuenta es lo que nos permite crecer como seres humanos imperfectos. Crecimos en un ambiente de exigencias dónde lo aceptable era ser el mejor, y por eso la necesidad de perfección nos encierra en una carrera en la que vivimos pendiente de lo que nos falta y no de lo que tenemos. Nuestras expectativas llegan a un nivel en el que nos agotamos presionándonos a nosotros mismos por alcanzar eso que consideramos la vida perfecta, la casa perfecta, la pareja perfecta, el cuerpo perfecto, y no nos permitimos aceptar lo que tenemos o trabajar por mejorarlo entendiendo que no es necesario encajar en el estándar de otro. Cuando estamos obsesionados con lo que nosotros llamamos perfección nos convertimos en seres rígidos e incapaces de ser compasivos con nosotros y con los demás. Lo dijo Voltiere lo perfecto es enemigo de lo bueno, así que comienza a disfrutar lo que tienes, lo que eres, lo que logras, elimina la necesidad de ser perfecto o perfecta y empezarás a disfrutar más la vida.