Muchas veces nos pasa que construimos una burbuja alrededor y le otorgamos a personas o situaciones cualidades que no tienen y no es su responsabilidad responder por ello, es la nuestra pues somos nosotros desde la falsa expectativa que creamos eso que deseamos y como un traje hecho a medida los vestimos e idealizamos tal y como los concebimos primero en nuestra mente.
Eso pasa con situaciones de nuestra vida y con las personas con las que nos relacionamos; cuando hacemos al otro víctima de nuestras expectativas y por algún motivo nos decepcionamos al darnos cuenta de que las cosas no eran como pensamos en un principio, arremetemos contra eso sin reconocer que nada cambió, y que esa realidad que recién vemos estuvo allí desde el principio, que fuimos nosotros quienes nos empeñamos en no verla bien.
En ocasiones, he escuchado la frase: "fue como si me quitaran una venda de los ojos"; o "algo me hizo reaccionar y vi todo con claridad, y luego empecé a atar cabos y a pensar como fue que no me di cuenta antes de que era así"; y es que nadie cambia de un día para otro, somos nosotros que ignoramos las señales.
Cuando tenemos los pies bien puestos en la tierra y estamos con plena consciencia de lo que nos rodea, es menos probable que caigamos en el error de idealizar situaciones y personas.
Cuando conectamos desde la carencia, construimos nuestras historias desde allí y desde el como quisiéramos que fueran las cosas.
Entonces, debemos reflexionar y aceptar las cosas tal y como son, solo así nos evitaremos muchas desilusiones, ya que cuando idealizamos nos estamos engañando a nosotros mismos y el otro no tiene la culpa de esa mentira que construimos para sentirnos mejor.
Los baños de realidad son necesarios y por eso debemos internalizar por ejemplo que la maternidad no es un cuento de hadas, la vida en pareja tampoco, emigrar tiene riesgos, no existen las vidas perfectas, todos los seres humanos tienen crisis existenciales, no existen los gurús de la felicidad completa, no hay manual para tener vidas de película; debemos entender que así como lo mencioné hay situaciones que entre tantas otras cosas las RRSS nos muestran bañadas de una perfección que no es real, porque la perfección no existe.