La autovaloración tiene que ver con la percepción que cada quien tiene de sí mismo, es decir, valorarse es un tema de autoestima, y de como nos veamos y nos sintamos dependerá la forma como nos conectaremos con el entorno.
Ya en una oportunidad hablé sobre el autoestima tal vez desde un enfoque más estructurado, hoy les quiero transmitir de forma breve y sencilla que la única manera de no permitir que otros nos usen y nos ofrezcan menos de lo que merecemos es queriéndonos.
La modernidad nos ha cosificado, hemos aprendido a amar los objetos, a valorar lo material, y, las personas y sus sentimientos han ido moviéndose a un plano secundario, y así, como somos son con nosotros, pues la energía se mueve en torno a dar y recibir, por eso cada vez vemos más y más gente resignándose a vivir una vida que no germina al lado de personas que NO nos dan el valor que tenemos por el simple hecho de que nosotros lo permitimos porque NO nos valoramos tampoco.
Detrás de las relaciones clandestinas, los amores tóxicos, los trabajos que odiamos pero que no abandonamos se esconde una produnda crisis de autovaloración, cuando permanecemos en lugares dónde somos profundamente infelices es porque no creemos ser merecedores de algo mejor para nuestra vida y tampoco nos creemos capaces de salir a buscar ese algo mejor.
Todos hablan de amor propio, existe mucho contenido sobre eso, así que no seré una más dando tips mágicos que se diluyen, porque es evidente que tanto material no cala en nuestro interior, dado que desde chiquitos nos enseñan a aguantar, a callar, a obedecer, a agradecer lo poco (que no aplica sentimentalmente hablando), y así vamos creciendo en el conductismo y el borreguismo de aceptar que cualquier cosa es mejor que nada, nos esclavizamos y aprendemos a conformarnos, con el tiempo vamos vegetando en una vida que se marchita con el pasar de los años y nos va restando oportunidades solo porque no aprendimos a exigir desde nuestro valor, y por ello permitimos que otros nos den el valor que a ellos les da la gana.
Mi conclusión es que No debemos enseñar a los niños a callar cuando algo no les guste porque es socialmente correcto no contradecir, no debemos obligarlos a aceptar lo que no desean, la educación nada tiene que ver con la sumisión, lo que vivimos y permitimos como adultos lo aprendimos siendo niños, así que debemos reforzar en los chiquitos esas conductas naturales que los motivan a rebelarse cuando no les satisface una situación, también debemos amarlos mucho para que sepan que no deben aceptar menos de lo que recibieron cuando pequeños, y lo más importantes debemos ser ejemplo para ellos, que nos vean capaces de decir NO, HASTA AQUÍ, MEREZCO MÁS, ese es uno de los secretos para luchar contra tanta disfuncionalidad en las relaciones que cada vez está ganando más terreno, formemos niños con personalidad firme que cuando crezcan sean adultos sanos emocionalmente y capaces de salir de esos sitios que se convierten en cárcel cuando no hay plenitud ni felicidad.
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