Veo esta fotografía y siento un vacío en el estómago porque no soy surfista, luego lo pienso y hay momentos en la vida en la que nos toca estar así, aunque sea en sentido figurado y sin agua cerca.
Lo anterior, lo vivimos a diario con muchas situaciones cotidianas e imprevistas, y eso nos puede hacer sentir al borde del precipio o bajo la ola.
En esos momentos solo tenemos dos opciones y una decisión por tomar: paralizarnos o seguir adelante aprendiendo a surfear para mantenernos a flote; esta sencilla analogía es la diferencia entre seguir o renunciar.
Les cuento mi experiencia luego de pasar por algo que me hizo sentir así, y que fue para mí difícil de digerir y afrontar, aunque otro podría interpretarlo como algo insignificante para mí fue estar en medio de una encrucijada.
Les cuento brevemente: estaba haciendo un viaje hacia una ciudad distante y las circunstancias me obligaron a conducir de regreso a casa en la tarde, en el trayecto oscureció y me topé con mucha lluvia, poca visibilidad, cero iluminación por una vía insegura y con vialidad deficiente, mis nervios jugaron en contra y todo el peso de la responsabilidad de llevar a mis hijos conmigo, verme en esa circunstacia por algo que no busqué ni dependió de mí me hizo entrar en crisis, me paralicé y por segundos hasta pensé en no seguir, quise pararme y esperar, al reflexionar que eso podía ser peor y que no tenía sentido, decidí continuar, llena de miedo pero consciente de que ya estaba metida en la crisis y que ahora tenía que salir, así que como pude me encomendé a Dios y llegué a casa cerca de la media noche porque un viaje de tres horas se alargó por las condiciones del tiempo.
Eso sucedió ayer, y, aunque en un momento sentí que no estaba preparada por falta de pericia, continué y hoy puedo compartirlo como anécdota aún y cuando fui catalogada por un lado de miedosa y por el otro de irresponsable.
No deseo convertir esta reflexión en un relato de horror porque perdería la esencia del mensaje aunque literalmente así lo sentí, verme sin muchas opciones y con toda la responsabilidad de tomar una decisión que bien pudo traer consecuencias, teniendo en cuenta que cualquier otra situación extrema se podría haber desencadenado, no obstante, el control mental y el equilibrio emocional en momento adversos es lo que nos ayuda a estar preparados para afrontar la crisis.
En conclusión, les puedo decir que en medio de cualquier caos lo que verdaderamente suma es resolver y llenarse de valor para seguir avanzando, yo pude, fue la primera vez que me tocó vivir esa experiencia y salí airosa, así que solo debemos tener confianza en que querer es poder.
También es cierto que en medio de la crisis nos tocará lidiar con personas que no comprendan y critiquen el porqué de nuestras decisiones, en esos casos lo que debemos tener claro es que nadie que no viva nuestra experiencia puede juzgarnos, son ellos quienes deben aceptar que hay matices, curvas y cambios inesperados que podrían alterar los planes que un principio teníamos trazados.
Así que una vez más les repito, debemos seguir adelante, avanzar y aprender a surfear la ola.