Sin duda alguna cuando nos sentimos heridos ni nuestra mente ni nuestro corazón pueden razonar igual, es como si el chip de la sensatez se paralizara de forma temporal.
Generalmente, esos episodios los vivimos con las mismas personas con las que hemos logrado establecer vínculos muy cercanos, por eso resulta complejo entender, como la misma persona puede despertar en nosotros sentimientos tan equidistantes.
Mucho se habla de practicar el agradecimiento, yo misma les he contado del giri y como debemos retribuir lo que otros hacen por nosotros, no obstante, todo tiene un límite.
Resulta más fácil romper un vínculo cuando no tenemos nada significativo que agradecer, porque cuando la situación ocurre con una persona que es GIRI para nosotros - pueden ver mi artículo sobre el Giri en herramientasparalavidablog.wordpress.com/2022/08/23/giri/ - resulta una tarea abrumadora por el factor emocional que trae consigo.
En ese sentido, cuando vives situaciones con alguien a quien le tienes mucho agradecimiento, afecto, amor, cariño, es común en aguantar o pasar por alto ciertos comportamientos aún cuando sentimos que eso que hacen sobrepasa las fronteras de nuestra tolerancia, lo cual a mi juicio no está bien, porque o son ellos o somos nosotros.
Pienso que los límites deben fijarse con claridad en cualquier relación, considerando lo que podemos permitir independientemente de quien venga y de las muchas cosas que hayan hecho por nosotros.
He visto tanta gente agradecida pero decepcionada, porque hay otros que abusan emocionalmente de ellos solo porque saben que la otra persona estará disponible o porque sencillamente no saben poner límites y priorizar su bienestar emocional.
Recuerda tu estabilidad es lo más importante, y, en la medida que te ames y tengas la capacidad para decidir lo que deseas y mereces, de ese mismo modo te percibirán los demás, no eres un parque de diversiones ni un objeto que se deba dejar utilizar, los demás te darán el valor que tu creas que tienes.
En estos días vi un reel en Instagram en que se hacía una reflexión sobre el agua y su precio dependiendo del lugar, decía algo como: en un Restaurant una botella de agua cuesta $3, en un un gimnasio $5, en un avión $6, y es la misma botella de agua, lo único que cambió su valor fue el lugar en donde la estaban vendiendo" Es decir el valor te lo das tu, no te quedes en donde no te sientes valorado ni feliz ni siquiera por agradecimiento.