Si cuando buscamos un hombro cálido nos encontramos con una pared y hasta con un empujón *en sentido figurado* que podría ser un ataque de palabras hirientes, reproches, críticas, lo más probable es que estemos buscando el sosiego en el lugar equivocado, podría ser que la otra persona carece de empatía o utiliza el ataque como mecanismo de defensa porque no sabe como reaccionar, que también es una posibilidad.
He buscado respuestas y al parecer todo se trata de inteligencia emocional, saber qué, cómo y cuándo decir las cosas con las palabras adecuadas habla mucho de como somos capaces de gestionar nuestras emociones y las de los demás, la torpeza emocional existe y eso no convierte a las personas en malas pero sí genera dificultad para conectar con los sentimientos del otro.
Ya en otro artículo reflexioné sobre ser impecable con las palabras, eso también se relaciona con el arte de saber como decir las cosas y caminar de puntillas por el corazón de los demás, los seres humanos somos un compendio de emociones y muchas veces lo que le decimos al otro no es lo que marca la diferencia, lo que realmente impacta es la forma como lo hacemos, nos ven como especiales, cuando nos convertimos en catalizadores espirituales a través de las palabras justas en el momento preciso.
Es mejor, meditar, callar y procesar lo que nos quieren expresar para poderlo entender y comunicarle al otro lo que verdaderamente sentimos desde el amor y la comprensión, la inteligencia emocional es esa delgada línea entre un reproche y una palabra de aliento.
Responder airadamente sin reflexionar nos pone en desventaja, nos quita el poder del equilibrio y llena el corazón de la otra persona de zozobra e incertidumbre.
Ante una situación de ese tipo resulta mejor responder serenamente: por ejemplo es preferible contestar: comprendo tus sentimientos, déjame procesar lo que me dices y luego cuando lo considere prudente te respondo, o me interesa mucho lo que sientes y deseo poder ayudar para que te tranquilices, dame un momento para pensar.
El amor, la confianza son como el cristal puede durar toda la vida si lo cuidas o puede fracturarse hasta partirse si lo manipulas mal.
A veces un pequeño gesto dice más que mil palabras, nos toca elegir entre si nos queremos convertir si en día soleado o tormenta en la vida de los demás.
Si te gusta mi contenido déjame un comentario y comparte.