Saber que somos los protagonistas y únicos responsables de lo que nos pasa, entendiendo que por eso debemos permitirnos vivir, sentir y expresarnos según nuestros propios criterios y límites.
Ningún otro ser humano tiene el derecho a presionarnos y/o forzarnos a vivir alguna experiencia que no que no deseemos.
Solo nosotros sabemos hasta cuando podemos, y debemos sentirnos orgullosos de poder vivir a nuestro ritmo, aprendiendo a respetar también el ritmo de los demás, eso es vivir y respertar el proceso.