Generalmente cuando queremos hacer algo nos imaginamos iniciar por todo lo alto, llegar al climax del éxito rápido y sin mucho esfuerzo, la verdad es que todo conlleva un proceso y un sacrificio.
Muchas veces tenemos que ir paso a paso pero sin hacer pausas, cuando arrancamos a toda velocidad tenemos la posibilidad de llegar avanzar rápido pero nos exponemos a cansarnos a la mitad del camino y abandonar la carrera.
Debemos saber que el éxito y la continuidad subyace en la la constancia, en el hacer diario, no importa que al principio creamos que vamos lento, que es poco, pues si continuamos sin parar podemos estar seguros que la recompensa será mayor.
Esto lo he reflexionado en estos últimos días en los que hemos estado trabajando full por posicionar la marca en la empresa que estoy gerenciando, quisimos buscar vendedores expertos en mercado masivo y fueron pocos los currículos que llegaron al buzón, pensabamos que esa era la única manera de lograr buenos resultados: entrar en supermercados de una vez, al mismo tiempo otros obstáculos nos impedían avanzar al ritmo que queriamos y se me ocurrió buscar personas de confianza que se interesaran de forma particular en comercializar el producto, así fueron aparenciento otras y esas recomedaron a otras, y en pocos días alcanzamos resultados excelentes, la única verdad es que no confiabamos en ese método porque creíamos que lo pequeño no nos daría los resultado esperados, nos equivocamos, porque todo suma y al final quedamos sorprendidas.
Entonces la gran lección es que así como las hormigas trabajan y cada grano y esfuerzo cuenta, así debemos ser los humanos humildes para entender que la grandeza y el éxito no es inmediato, es un trabajo diario y minucioso, y es la la cadena de pequeñas victorias la que nos garantiza la continuidad para cosechar los grandes éxitos.
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