Todos tenemos instintos básicos, en algún momento pasamos por crisis que no logramos controlar, ocultarlo o pretender hacer ver que somos perfectos y súper maduros es creerse la mentira, debemos realizar el trabajo diario, siendo conscientes de esa vulnerabilidad.
Aceptar que somos seres emocionales e inseguros, es la única vía posible para trabajar en ello, aprendemos a controlar las emociones cuando las reconocemos y a soltarlas cuando entendemos que no es nuestra responsabilidad cambiarlas, esto incluye a las actitudes de otras personas, dado que las únicas que dependen de nosotros son las nuestras.
Es un dilema cuando las personas aprenden solo viviendo la experiencia de como se siente lo que hacen, pero si fueramos nosotros quienes intentamos hacérselo sentir, nos convertiríamos en lo que criticamos y automaticamente dejariamos de sernos fiel a nosotros mismos y a nuestra naturaleza.
Entonces, o ponemos la otra mejilla o lo dejamos pasar si no es tan grave o nos vamos pues no somos mártires, pero como va el mundo y su gente podríamos vivir errantes buscando cualidades que algunas veces no las encontraremos en una sola persona.
Es una decisión compleja, dentro de nuestra escala tenemos que fijar los límites que nos indiquen que tanto estamos dispuestos a tolerar, hasta donde podría flexibilizarse nuestra paciencia por estar con alguien más.
Es una elección muy personal, y por esos depende de cada quién saber hasta donde es demasiado o suficiente.