Vaya que es difícil.
Aún no lo logro, siempre me repito a mi misma que quiero vivir sin expectativas..... solo vivir sin esperar nada ni a nadie; y así sorprenderme de lo que me ocurra... porque cuando esperamos y eso no llega o sencillamente no es lo que imaginamos aparece la decepción a desdibujarnos la sonrisa.
A pesar de eso, soy de las que sigue intentando, pero a veces me siento ilusa y fuera de lugar.
Quiero ser realista pero a su vez vivo ilusionada, creando escenarios que muchas veces no son como yo los veo o me los imagino.
Duele mucho reaccionar y darse cuenta que lo que te imaginaste no existe, que lo que construiste en tu mente solo lo creaste tu.
Crecimos con cuentos de hadas, llenos de princesas y príncipes, aprendimos a idealizar y eso muchas veces nos aleja de la realidad, necesitamos ese cable a tierra para despertar y entender que no todo es color de rosa y que la vida real muchas veces se pinta de crueldad, indiferencia y falta de empatía.
Confieso que aún en mi edad adulta y con cierto nivel de madurez emocional intento enfocarme en el aquí y no esperar, digo intento porque no he logrado vivir sin expectativas, trato de que las situaciones fluyan sin la carga adicional que me genera creer que algo puede ser cómo lo deseo, e igual muchas veces eso me genera ansiedad.
Soy buena para proyectar, pero también sé que hacerlo sin dosis de realidad ni acción es una mera ilusión.
Creo en la bondad de la gente, creo en el amor, en el romance, creo que podemos construir un mundo mejor más humano y más justo.
Creo firmemente que cuando queremos las realidades que vivimos las podemos transformar y mejorar.
Soy una soñadora que de vez en cuando se baña de realidad.
