Hemos sido objeto de tantos memes, burlas, chistes por parte de los hombres en torno a lo que queremos las mujeres, que escribir sobre lo que realmente queremos era una tarea que tenía pendiente.
Han creado manuales para comprendernos y jocosamente han concluído que es imposible.
Hablando con seriedad, pienso que no se han detenido a pensar que la inteligencia emocional y falta de responsabilidad afectiva de "algunos" es lo que les impide conectar y comprendernos, es allí cuando nos llaman tóxicas y complicadas.
La verdad es que si se fijaran en los detalles y le dieran más importancia a la esencia y a los sentimientos, todo sería más fluido entre nosotros.
He estado pensando ultimamente en lo que queremos las mujeres desde el punto de vista holístico, aunque debo aclarar que no todas queremos lo mismo.
Algunas quieren un sugar que les resuelva la vida, otras queremos estabilidad, deseamos un compañero de camino, un socio, un complemento que sea capaz de conocernos, analizarnos e interpretarnos en nuestra justa dimensión con el que podamos vivir en equilibrio entre el caos y la paz de la normalidad.
Este es un análisis muy personal, aunque en el tìtulo pluralicé, lo que escribo tiene más que ver con lo que quiero yo.
De lo que sí estoy segura es que muchas otras piensan como yo, y parte de lo quieren se resume en los que les voy a contar a continuación:
Queremos un compañero, amigo, novio, amante, un hombre que nos brinde seguridad, que demuestre que le importa lo que nos gusta, que le interese conocernos primero el alma que el cuerpo y que esté dispuesto a impregnarse de nosotras y a volverse un impulso y una motivación para materializar nuestros sueños y proyectos.
En mi caso, quiero uno al que le importe lo que hago, que me diga leí lo que escribiste, me gustó, pero pienso que podrías mejorar en esta parte, ¿Qué te parece si escribes sobre esto?, que me alimente las ganas y me acompañe en cada una de mis aventuras y ocurrencias, que me diga sigue que tu puedes, que sea un motivador y al mismo tiempo mi motivación.
Que me entienda y me cuestione sin criticarme, ese que conozca la delgada línea entre la sinceridad y la crueldad, ese que me de energías y que no me haga sentir que estoy perdiendo el tiempo, que me acompañe en el viaje y que esté dispuesto a ser mi avión pero también mi aeropuerto.
Para mi y para todas las mujeres ese es el ideal de amor que buscamos, uno con suficiente inteligencia emocional para conectar con nosotras desde nuestra más profunda esencia.
Quiero alguien que pueda admirar, porque no podemos amar a quien no admiramos primero, un hombre trabajador que no descansa hasta lograr lo que se propone pero que tenga tiempo para compartir, amo la inteligencia y la agudeza mental, porque ese sería un ingrediente esencial para nutrir la mía e inspirarme a ser mejor cada día.
Lo más bonito y conquistable que un hombre puede hacer por una mujer es interesarse por saber lo que le gusta, por saber lo que hace con su tiempo, tomarse el tiempo para descubrirla en cada etapa, descifrar uno por uno sus anhelos y pensamientos.
Lo anterior, es importante, porque nos hace sentir valiosas por lo que hacemos y no por como lucimos.
A mi me pueden decir, me encantas, pero me conquista más un me fascina lo que escribes, me encanta como piensas; porque aunque sí nos gustan los halagos y que nos digan que somos lindas, al final eso no es lo más importante.
Lo que nos llena el alma y el corazón es sentirnos escuchadas, comprendidas y validadas más allá de los esteriotipos.
Las mujeres queremos un compañero amante, amigo, que sea capaz de recordar lo que le dijimos, siempre recuerdo la escena de la película hermosísima yo antes de ti que les recomiendo que la vean si no lo han hecho, podría verla mil veces y en todas lloraría, porque aunque fue un amor que se materializó en la brevedad alcanzó cosas más transcendentales, Will ayudó a Louisa a transformar su vida para siempre, para que continuara sin él.
Las mujeres queremos sorprendernos así como Luisa en la película lo hizo cuando destapó el regalo y vio las medias de abejitas, esas de las que habló una vez y ahí supo que will realmente la escuchó, en esas pequeñas cosas se esconde el amor.
Es cierto que las mujeres queremos muchas cosas, pero no son nada difíciles e imposibles de alcanzar, el secreto es que aprendan a escucharnos y a comprendernos pero de verdad. Ese es el primer paso para ganarse nuestro corazón, interpretarnos en nuestra justa y real dimensión.
La conexión emocional no la logramos quitándonos la ropa, la verdadera intimidad la alcanzamos cuando nos despojamos de los prejuicios y nos permitimos ser honestos con nuestros sentimientos, miedos, valores y le permitimos al otro contemplarnos sin máscaras y sin expectativas;
Basicamente eso buscamos en un hombre...
Y él que sea capaz de comprender lo que acabo de decir, será capaz de conquistar a cualquier mujer, y como luzca es secundario, porque ciertamente nos conquista la belleza pero todo eso es temporal, un hombre siempre será más guapo cuando sepa exactamente como tratarnos, para mi un hombre es bello cuando es sutil y delicado sin renunciar a su masculinidad.
Las mujeres queremos construir vínculos genuinos, conversaciones interesantes, seguridad, comprensión, queremos la mezcla ideal entre sexo y amor, sinceridad, complicidad, y transparencia, solo pedimos vivir sin misterios, sin mentiras, sin sombras y con la seguridad de sentirnos protegidas, amadas y valoradas.
Pasa que soy más sutil, aprecio más otras cosas, me fijo más en la personalidad, en los valores que tengamos en común, en la forma de vivir, porque tiene que tener puntos de convergencia conmigo y lo que me gusta.
Hoy en día algunos hombres no se ocupan de conocernos bien, incluso hay los que piensan que las mujeres somos más básicas, puede que sí y algunas sean así, pero cuando hemos alcanzado experiencia y madurez la realidad es que nos conquistan otras cosas menos superficiales.
Después de vivirlo, descubrí que no puedo estar con alguien a quien no le importa lo que hago, lo que siento, lo que quiero, porque sencillamente ya no entra mis estándares, más ahora que viví una situación en la que aprendí todo lo que no deseo vivir con una pareja.
Las experiencias nos va tallando, nos vuelve exigentes, del sufrimiento aprendemos lo que no queremos repetir, y aprendemos a valorar lo que sí queremos recibir de parte de un hombre.
Al final, no es tan difícil o imposible lo que queremos las mujeres.