En días recientes he recibido un compendio de aprendizajes y emociones que me han hecho reflexionar sobre mi vida, mis motivaciones, mis necesidades y muchos otros aspectos internos que quizás me había empeñado en no ver o no atender en la justa medida; estos días estuvieron cargados de temas ligados al liderazgo, autoestima, inteligencia Emocional, vivencias, experiencias, aciertos, desaciertos, en síntesis, momentos intensos que marcaron mi existencia y que definitivamente no olvidaré.
Todo comenzó el 16 de febrero cuando asistí a un taller de liderazgo, en el que rememoré lo aprendido en mi pasado reciente; de allí me paseé la siguiente semana por una riquísima información relacionada a la autoestima y la importancia del autoreconocimiento; vaya, vaya, me sentí como pez en el agua, quienes me han leído saben que esa es mi pasión, pues en este mismo blog he desarrollado algunas reflexiones muy mías al respecto, obviamente, mi nueva amiga llamada Eugenia especialista en el estudio de la conducta humana reforzó de manera extraordinaria lo que empíricamente he aprendido con mis análisis y lecturas sobre el tópico, conversamos sobre los introyectos y lo que ella considera debe ser una autoestima adecuada en un ser humano, asimismo, fue interesante analizar el matiz biólogico de las emociones y la necesidad de controlarlas para tener éxito en cualquier circunstancia, y como les he planteado en mis escritos, Eugenia también considera que la autoestima y la inteligencia Emocional caminan por la misma acera y agarradas de la mano, lo cual indica que mi percepción no es equivocada.
Ahora bien, todos estos conocimiento causaron un impacto tal en mí, que ni yo misma sabía como empezar a reprogramar mi cerebro en función del diagnostico de mis necesidades reales, lo cierto, es que decidí empezar por dar el justo orden y lugar a mis emociones, las nocivas, las descarté y seguí adelante, mi dilema comenzó cuando necesariamente debí sacar de mi cuerpo y de mi mente aquello que sobraba, uff, quizás no fuí asertiva, ayer sábado mi cerebro operó con una amígdala llena de emociones exacerbadas......me desahogué.hablé, no pensé, no medité, simplemente lo dije.......pero luego me sentí bien, liberada, me dejé llevar por mi cerebro reptil, fuí victima de mi cerebro límbico, porque mi cerebro triuno, neocortex o cerebro pensante, como prefieran llamarlo decidió no aparecer..... es que no les he contado que también aprendí un poco sobre cada uno de los cerebros, en estos día me reuní con gente que sabe.....muy bueno para mi......y son temas tan interesantes que prometo investigar y postear mis reflexiones al respecto, aprendí también que el ser humano es capaz de desarrollar ocho inteligencias, sí, me encontré con Gardner el de las inteligencias múltiples y me di cuenta que la responsable de que no tenga un sentido de orientación a toda prueba es la inteligencia espacial, esa debo desarrollarla más, pero la lingüística, la lógica-matemática, la intrapersonal y la interpersonal, si que se llevan bien conmigo.
Todo lo vivido en estos días me sirvió para darme cuenta, que la teoría es eso, muchas páginas escritas sobre temas que deberían ser como está escrito, pero en la realidad se tornan diferentes, lo que intento decirles es que somos humanos susceptibles de equivocarnos y más que eso debemos darnos el permiso de hacerlo de vez en cuando, el hecho que manejemos temas de autocontrol, no significa que no podamos llorar o desahogarnos cuando creamos que es necesario, no nos convirtamos en figuras de cera, incapaces de sentir amor, dolor, rabia, emociones todas biológicas propias del ser humano, eso es lo que nos hace especiales ante el resto de los seres vivos.
Concluyo mi escrito vivencial, contándoles que mi panorama hoy está más claro, como sé a donde voy el camino que me sirve es el que me lleva al logro de mis objetivos. definitivamente no tengo alternativa.
Johana