En la cotidianidad es fácil que nos sintamos inquietos por las cosas que nos pasan, sencillamente el no saber que puede suceder mañana nos genera incertidumbre, somos humanos y muy emocionales, por lo que sentir miedo al futuro es completamente normal, más en estos días tan llenos de vaivenes y altibajos que mantienen al mundo nadando contracorriente y donde lo que estamos viviendo hoy puede cambiar en un segundo.
Sin embargo, no podemos ir a ciegas, esperando a ver que va a pasar, menos en un mundo tecnológico en el que cada día tenemos acceso a más información, la internet y a la redes sociales nos permiten conocer todos los días sobre nuevas cosas, inclusive nos muestran como existen herramientas gerenciales que nos pueden servir para mejorar nuestra cotidianidad; de allí que en estos días he estado leyendo sobre LA PROSPECTIVA: considerada una ciencia “Que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en él.” al menos así la define Gaston Berger pionero en el estudio de ésta disciplina, ahora bien, mi objetivo es explicarla de un modo más sencillo como la entiendo y la aplico tanto en mi trabajo como en mi vida diaria.
Lo interesante de la prospectiva es que es una práctica gerencial que puede ser aplicada en la vida cotidiana pudiendo resultar muy beneficiosa, obviamente nada tiene que ver con adivinar el futuro, mucho menos con predicciones o profecías, simplemente es una herramienta que bien empleada puede servirnos para ejercer influencia sobre eventos que pueden suceder porqué es el resultante de tener visión estratégica al ejecutar las acciones, y ésto por supuesto desencadenará en eventos futuros que bien podrían favorecernos, es decir, el análisis prospectivo nos permite diseñar estrategias en función de nuestras circunstancias y necesidades actuales para transformarlas en escenarios positivos para nuestra vida en el futuro.
Resulta interesante aplicarla porque el mundo gira, hoy en día todo cambia con mucha rapidez, las tendencias, las moda, la información, los estilos de vida, en fin, las realidades circunstanciales se transforman y nosotros con ellas, somos seres sujetos a un mundo en constante evolución, nuestra vida no para de moverse en distintos escenarios y direcciones, esto puede ser positivo o negativo, todo dependerá de nosotros, pues, nadie está seguro en ninguna parte, es común escuchar que el futuro es incierto, sin embargo, somos nosotros los que actuamos y decidimos al final que hacer con nuestras vidas y nuestra manera de vivirla y eso incide en lo que nos tocará vivir en el corto, mediano y largo plazo.
Ante esto, queda claro que para alcanzar las metas que nos proponemos en la vida no solo basta con soñar, también debemos planificar y proyectar, para ello es necesario analizar donde estamos, qué queremos, cómo lo queremos; en mi caso lo concibo como trazarme un mapa y partir de allí, ésto a mi me ha servido para saber donde estoy y a donde quiero llegar, y a su vez me ha permitido crear diferentes escenarios de lo que podría pasar si elijo uno u otro camino para alcanzar mis objetivos.
Una vez que tenemos bien claro para donde vamos; debemos analizarnos introspectivamente y buscar que es lo que queremos alcanzar y por qué, ya que no estamos en posición de tirar flechas e improvisar, cuando sabemos quienes somos y cual es nuestra misión en la vida, planificar nos resulta una tarea más sencilla. Cuando hemos avanzado en lo que queremos, debemos analizar cuales son nuestras limitaciones, muchas veces nos encontramos paralizados frente de decisiones y nos dejamos llevar por la emoción porque no estamos seguros de cuales son nuestras capacidades y las decisiones que tomamos terminan actuando en nuestra contra.
Algo tan sencillo como ahondar un poco más en los gustos de la pareja, saber los intereses de nuestros hijos y amistades, interesarnos un poco más en la vida de nuestros compañeros de trabajo, superiores o subalternos, analizar bien las acciones que queremos ejecutar, revisar pros y contra, analizar realmente si algo nos conviene, puede ser determinante para lograr el éxito en escenarios futuros, aquí la prospectiva es determinante para alcanzar el éxito; soy de las que piensa que nuestro futuro no podemos echarlo a la suerte.