Te ha pasado que te encuentras con una persona cuyo comportamiento para ti es díficil de comprender?
A mí sí me ha pasado, y de verdad es agotador y decepcionante.
Incluso podría tratarse de alguien que estuvo muy presente y que de la nada cambia y desaparece, te hace gosthing y tu solo quedas llena de preguntas sin respuestas.
Sé que cada quien tiene una personalidad definida y una forma de proceder pero hay algo que no es negociable y es el respeto.
Con inteligencia emocional y buena gestión de sentimientos y actitudes uno puede ir moldeando el comportamiento errático para actuar con empatía.
Yo sé que todos en algún momento nos convertimos en una especie de laberinto para otros, bien sea porque no sabemos cómo expresar los sentimientos o porque nos dejamos atrapar por los conflictos existenciales, en ocasiones podría aflorar esa personalidad compleja difícil de descifrar, sin embargo repito con madurez y empatía evitamos causar daños a terceros.
En otras reflexiones te he dicho que los otros no tienen la culpa de nuestros conflictos internos, por lo tanto, debemos procurar que nuestras actitudes no creen desequilibrios emocionales en los demás, porque tampoco es verdad que nosotros hacemos y los demás solo interpretan.
Los malos comportamientos existen, así que no romanticemos la inmadurez.
Es justo para eso que existe la tan nombrada responsabilidad afectiva, esa que funciona como el código de ética emocional de las personas que se relacionan con otros seres humanos.
Y es tan necesaria porque nos permite asumir que sí somos responsables de lo que hacemos y de lo que nuestro comportamiento provoca en otros, y es que debemos entender que nuestras acciones sí impactan en el corazón de los demás.
Por eso cuando por alguna causa no podamos o no queramos o no nos sintamos en capacidad de hacer algo porque es válido, responsablemente y como adultos debemos hablarlo y explicarle con sinceridad a la otra persona la causa de nuestro comportamiento o distanciamiento, porque no es justo ni deseable para nadie deshojar margaritas esperando que alguien reaccione, aparezca y explique el porqué de su comportamiento, y no se trata de exceso de expectativas, aprendamos a no hacer a los demás lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros.
Es simple.
Responsabilidad afectiva es pensar en el otro antes de actuar, es reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones y decisiones en la vida de los demás y entender que las otras personas merecen respeto y consideración porque tienen sentimientos igual que nosotros.