La salud mental en el mundo moderno
Pertenecemos a la sociedad de las caras alegres, la apariencia de felicidad y el positivismo, nos acostumbramos a disimular e incluso fingir para que otros piensen que nadamos en alegría, cuando la mayoría de las veces no es así.
Los preceptos virtuales nos obligan a vender alegría ficticia y perfección que pone al ser humano común en desventaja.
Vivimos por y para las redes, buscando validación en un post y unos cuantos likes, aunque por dentro nos estemos marchitando.
Detrás de todo esa apariencia se esconden la ansiedad, la depresión, las crisis de pánico, lo que mostramos no es más que máscaras de falsa felicidad, todo para ser aceptados.
Muchos por no desencajar no aceptamos nuestros estados de ánimos y menos somos capaces de exteriorizarlos, obligándonos a vivir un infierno personal que muchos ni se imaginan nos desgarra por dentro.
Algunos buscan ayuda, se refugian en la familia, mientras otros toman decisiones más dramáticas como querer morirse.
No es la primera vez que escribo sobre esto, ya una vez lo reflexioné en los tiempos de pandemia cuando se incrementó significativamente una ola de suicidios entre personas famosas que en apariencia eran felices, y si en este 2024 lo analizamos en el contexto mundial es al día de hoy una de las principales causas de muerte entre los jovenes por encima de enfermedades físicas.
Es ahí, donde debemos parar y analizar que está pasando, la 2.0 nos coloca en la cúspide de la información, basta ver las redes sociales para encontrarnos con eruditos de supermercado de los que habló Arjona opinando como expertos en salud mental, y, a su vez enterándonos de cifras alarmantes sobre el aumento en la tasa de suicidios por bullying, por incomprensión y por falta de regulación emocional.
La salud mental, es un tema de salud pública, comento esto hoy porque he sabido recientemente de muchos casos de suicidios de famosos o intentos entre conocidos que no son famosos, y que no me imaginé que estuvieran pasando por una situación tan compleja.
Lo que me queda decir es: seamos empáticos, no sabemos las tormentas internas que las personas que nos rodean podrían estar atravesando, cuidemos nuestras palabras y acciones, no todas las personas tienen la misma fortaleza mental para asimilarlas.
Cuidemos el corazón de otros, muchas personas solo necesitan sentirse comprendidas, actuemos con amor y con consideración, poniendo en práctica: no hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti, ante cada acción u omisión piensa como te sentirías si te lo hicieran a ti, será un plus en tu proceso de aprender a ser mejor ser humano.
Aprendamos a leer miradas, los ojos no mienten.
Debemos aprender a percibir, y a expresar de la forma más asertiva posible nuestros sentimientos y emociones, no todos están preparados para procesar tanta información.
Lo más importante que debemos hacer en este mundo hiperconectado es: aprender a decantar, sí, a desechar eso que no nos sirve ni contribuye con nuestro crecimiento personal.
Las redes están inundadas de gente irresponsable que lo único que quieren es lograr interacción y ganar seguidores, muchos publican cosas que no son ciertas, las tergiversan y manipulan a conveniencia, muchos intentan convertir en un patrón una circunstancia aislada, sepamos descartar eso que no sirve, y que en muchas ocasiones nos hiere.
Ahorita todos son coaches de pareja, psicologos, consejeros, imaginen por un momento la cantidad de personas que entran a las redes buscando respuestas o un aliciente para alguna situación que están viviendo y se encuentran con sentencias lacerantes, en las que no mencionan que lo que afirman no es una regla, que puede haber una excepción, haciendo sentencias sobre asuntos que son meramente circunstanciales y que deben ser contextualizados para ser validados.
Más angustiante es leer los comentarios, estoy pasando por eso < lo que sea> buscaba respuestas y te encontré a ti, y de inmediato la respuesta te envié el link al DM, agendemos una videollamada para venderte mi curso sobre como ser una mujer de alto valor ignorando al narcicista del que te enamoraste..
Vivimos en una sociedad donde ahora todos son narcicistas, psicópatas, neurodivergentes, autistas, TDAH o lo que se les ocurra, porque alguien en redes sociales nos hizo un diagnóstico equivocado y lo creemos y hasta sufrimos por eso.
La mayoría de los humanos sufrimos más por lo que nos imaginamos que por lo que realidad pasa, nos metemos en la película y no le damos lugar a la coherencia, le damos crédito a los vendedores de humo, los algoritmos nos manipulan emocionalmente y así nos convertimos en víctimas de un sistema que nos ve como consumidores e inclusive nos llenan de más inseguridad e inestabilidad emocional para que compremos su método de como zafarnos de ella.
No es mentira, que espían las conversaciones y luego te inundan los feed de eso que tu quieres encontrar.
Ese es el mundo al que nos enfrentamos.
Los que creamos contenidos usemos la creatividad para crear, aprender y aportar con responsabilidad, y los que consumimos redes sociales evitemos caer en el borreguismo de creer que todo lo que dicen en internet es cierto, y no hipotequemos la estabilidad de nuestra salud mental, recordemos que el control de nuestras emociones está en aprender a buscar respuestas en los lugares correctos y siempre analizando el contexto de manera individual.
La coherencia es individual y tiene personalidad, mientras que la generalización forma parte de la estupidez colectiva de la que necesitamos mantenernos alejados.