Con cada cosa que me sucede me convenzo más, tanta energía malgastada en algo que solo por capricho deseaba y sencillamente no pasó porque no era ahí, no era el momento, solo era yo deseándolo.
¿Que pasó? me agoté, eso es lo que pasa cuando luchamos solos por algo.
Nos cansamos porque hacer eso eso equivale a cargar un peso muy grande nosotros solos, al principio tenemos ánimo, fuerza, ímpetu, esperanza, luego, al cabo de un tiempo nos vamos cansando hasta que lo soltamos.
Cuando lo hacemos es ahí que los otros notan la ausencia.
¿Tarde no?
Sí me confieso,
Me reconozco un poco drástica e inclusive extremista, lo que no soy es injusta, ni falsa y menos hipócrita, suelo ser paciente y esperar, suelo dar el tiempo para que la energía se active, espero la reacción, y, solo desaparezco cuando no pasa nada, sí, me voy, así sin dar explicaciones, en silencio y sin voltear.
Abandono cuando, al cabo de un tiempo me doy cuenta que en definitiva eso que tanto quería no era para mi y es allí cuando decido caminar en sentido contrario y avanzar.
Esa es mi forma de trascender las situaciones, necesito distancia para pensar y para sanar, necesito enfocarme en otras cosas diferentes, necesito tiempo para analizarme e incluso para aceptar y entender si cometí algún error, hacerlo de ese modo también me sirve para procesar los errores que cometieron los demás, y disculparlos sin mirar atrás, pienso que es la única forma posible de sanar sin resentimientos, los cuales no tengo ni permito que me afecten, solo me alejo de lo que me hiere hasta que la herida cicatriza y estoy lista para volver.
Ya aprendí que lo que va a ser, sucede sin tanto esfuerzo, fluye como el agua, sin que tu tengas que hacer nada para que pase...Cuando te suceda, ahí es.