Que difícil es volver a confiar en un mentiroso, de verdad ya entendí porqué con la mentira puedes llegar lejos, pero lo que no puedes es volver, o que la confianza es de cristal y luego de que se rompe ya no podrá quedar igual aunque intentes pegar cada uno de los pedacitos.
Es un viaje sin retorno, en el que sientes desolación porque tu corazón no sabe si volver a confiar, o que de tanto de lo que te dicen es verdad.
Les puedo decir como experiencia personal que dar segundas oportunidades a quien ha mentido descaradamente y sin motivos puede llegar a ser muy agobiante.
No entiendo cuál es la necesidad de mentir y en cosas tan incoherentes e innecesarias, pero hay quien lo hace tan continuo que convierte la mentira en un estilo de vida, sin pensar el daño emocional que la mentira genera en la persona que la recibe y la descubre.
Al descubrir que nos mienten afloran en nosotros sentimientos negativos y dolorosos, experimentamos tristeza y decepción.
Según un estudio de la universidad de Londres, la persona mentirosa que miente continuamente insensibiliza su cerebro hasta el punto de no tener remormientos al engañar a otros, reforzando una conducta errática haciéndolo cada vez más seguido.
La persona que miente sistemáticamente se conoce como mitómano, en realidad no sé sí todos los mentirosos son mitómanos, o depende de la gravedad o número de mentiras que digan o si es porque mienten tanto que ellos mismos creen lo que dicen.
Según el Neurólogo experto Dupré existen cuatro niveles de mitomanía: Vanidosa, errante, maligna y perversa, para mi la mentira en si misma es grave y vivir con un mentiroso compulsivo es tan desgastante que te puede llevar a convertirte en detective para descubrirlo o desconfiar de absolutamente todo lo que te diga porque lo que un mentiroso sabe hacer muy bien es destruir la confianza que has depositado en él.