(...) el ego es el fruto de la mente reactiva, pero este queda agazapado como un enemigo oculto, aún cuando la persona sea analítica.
No voy a hablar en esta nota sobre los efectos de la mente reactiva, puesto que quiero analizar al ego en toda su magnitud, incluso cuando la mente se halla totalmente analítica.
No voy a hablar en esta nota sobre los efectos de la mente reactiva, puesto que quiero analizar al ego en toda su magnitud, incluso cuando la mente se halla totalmente analítica.
El rol de los engramas es hacer de la persona un ser totalmente autómata, incapaz de analizar algo. Es el impulso instintivo el que lleva el timón. Pero cuando los engramas son clarificados y la persona está limpia de ellos, acecha otro enemigo que no permite al espíritu elevarse: el protagonismo.
Aun no teniendo engramas, la persona tiene complejos de culpa, es susceptible, posee baja autoestima, se cree superior, cuestiona todo, se ofende, trata de imponer sus ideas, no permite una opinión distinta de la suya, se vuelve hipócrita, llega a ser depresiva, puede estar eufórica, o introvertida. Y hay muchos más estados de protagonismo o roles que puede desempeñar una misma persona, incluso
estando analítica, sin engramas. Esos roles de protagonismo están dados por el ego, la fuente de todo lastre espiritual. El ego también genera dramas de control, buscando (para dominar) crear complejos de culpa en los demás mediante roles de víctima.
Por otro lado, es obvio que cualquier persona libre de engramas y con un ego ingobernable, es fácil que vuelva a estar reactiva. Y así el campo está fértil para que se implanten nuevos engramas.
Los efectos nocivos del ego pueden ser erradicados con la técnica de Psicointegración. (1) Reitero que no voy a hablar de los efectos posteriores de la mente reactiva. Sí voy a decir que donde el ego se halla integrado no tienen cabida los engramas. Sé que es muy difícil integrar el ego pero, por lo menos, hay que tratar de lograr que el porcentaje que queda buscando roles o generando dramas de control, sea el menor posible.
cuando los engramas son clarificados y la persona está limpia de ellos, acecha otro enemigo que no permite al espíritu elevarse: el protagonismo.
El profesor Carlos Azagra define al Ego de esta manera:
"El Ego es un elemento hábil, sagaz, rebuscado, muy
inteligente, experto en el arte de las representaciones,
en el teatro de la convivencia humana.
Es el mejor "actor" creado por la evolución.
Posee una imaginación frondosa y puede interpretar
el rol del ser más desdichado de la Tierra con la
misma firmeza y convicción con que minutos más tarde
representará al más feliz"
El protagonismo es la cara externa del ego, que busca subsistir a toda costa, creando mecanismos de defensa:
1) Se apega a los roles, pero no a las ideas. De esa manera, no se aferra a los afectos. Pero, por otro lado, hace que la persona sufra de trastornos obsesivos.
2) Los conflictos producidos por los engramas, como la ansiedad, los condicionamientos, la baja estima y los impulsos que son reprimidos, el ego los transforma en síntomas somáticos que afectan el sistema nervioso. Esta es otra de las facetas del rol de víctima.
3) Desplaza las emociones originales para no debilitarse y las transfiere de la persona original a otro sustituto más aceptable. Este comportamiento, la psicología freudiana lo toma como fobia.
4) A veces, la mente reactiva, obliga al sujeto a adoptar actitudes concretas, ideas y afectos opuestos a los que tiene.
5) El ego logra que la persona se identifique con sujetos como si fueran un espejo, adoptando patrones individuales que imitan a los de otro individuo admirado.
6) Lo que la persona rechaza en uno mismo, lo que no termina de aceptar en su propio ser, lo rechaza incons- cientemente y lo atribuye a otros seres de su entorno. La psicología freudiana lo denomina Proyección y explica así que los propios anhelos, deseos o temores, son desplazados hacia otras personas.
7) Otro de los mecanismos de defensa hace que las personas a las que el sujeto ama, odia o teme, sean incorporadas simbólicamente dentro del ego y así éste asume el rol de esas personas. Es lo opuesto de la Proyección.
8) La persona se niega a reconocer factores que pueden llegar a perturbarla.
9) La persona justifica conductas que censuraría en otros.
10) A veces el sujeto retorna a patrones más infantiles de pensamiento para evadir simbólicamente un entorno hostil.
11) Toda crítica la puede tomar como agresión y modifica su conducta de modo que hasta puede alterarse de forma considerable.
(1) Psicointegración: Técnica creada por el Prof. Jorge Olguín a partir de psicología transpersonal.